La luz y el asombro La luz es uno de los fenómenos más fascinantes y maravillosos que existen en nuestro universo. Desde el amanecer hasta el atardecer, la luz nos rodea y nos brinda infinitas posibilidades de admiración y asombro. La luz del sol es el origen de toda vida en nuestro planeta. Sus rayos iluminan cada rincón de la Tierra y nos regalan colores vibrantes y hermosos paisajes. Cada mañana, cuando el sol se asoma en el horizonte, podemos contemplar el increíble espectáculo de luces y sombras que se forma. Es el momento perfecto para llenarnos de energía y sentirnos conectados con la naturaleza. Pero la luz no solo proviene del sol, también está presente en todas las formas de iluminación que hemos creado. Desde la tenue luz de las velas, que nos envuelve en un ambiente cálido y acogedor, hasta la intensa y brillante luz de los reflectores, que nos permite ver hasta el más mínimo detalle en la oscuridad. El asombro, por su parte, es la emoción que surge cuando nos encontramos ante algo fuera de lo común, algo sorprendente y extraordinario. Y qué lugar mejor para experimentar el asombro que en la presencia de la luz. Si observamos un arcoíris después de una lluvia, no podemos evitar maravillarnos ante la magia de los colores brillantes que se forman en el cielo. Si nos adentramos en una cueva iluminada únicamente por las luces tenues de las luciérnagas, nos sentiremos transportados a un mundo mágico y misterioso. En resumen, la luz y el asombro están estrechamente relacionados. La luz nos proporciona la capacidad de admirar y disfrutar del mundo que nos rodea, mientras que el asombro nos permite apreciar la belleza y la maravilla en cada pequeño detalle. Así que no dejemos pasar la oportunidad de sumergirnos en el brillo y la sorpresa de la luz y permitamos que el asombro invada nuestras vidas.